Un derby enteramente rojiblanco.

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Una vez más, como todos los años, se daban cita en el estadio Santiago Bernabéu, Real Madrid y Atlético de Madrid. Los dos equipos más fuertes de la capital frente a frente para disputar un derby que nunca deja indiferente a nadie. No iba a ser menos esta ocasión. El Atlético, con todos los puntos posibles hasta la fecha, buscaba consolidarse como un candidato al título. El Madrid buscaba la victoria que le pondría en la segunda plaza de la tabla.

El partido no defraudó.

Con bastante sorpresa, Carlo Ancelotti decidía alinear de inicio a Asier Illarramendi en la posición de Luka Modric, que venía ocupando la posición de organizador del juego siempre que se ha encontrado disponible para formar como titular. Con este cambio en el once, tal vez se buscaba la facilidad. Y no la facilidad para mover el balón, sino para desplazarlo en largo. Consciente de la magnífica presión que los pupilos del Cholo Simeone llevan a cabo durante los 90 minutos de encuentro, Carlo Ancelotti buscó simplificar el juego madridista y, en lugar de mover el balón en corto, minimizando así las pérdidas, moverlo en largo.

Por su parte, Diego Pablo Simeone no sorprendía a nadie. El precario estado de Mario Suárez, recién recuperado de un esguince de rodilla, obligaba al técnico argentino a dejar fuera del once inicial a uno de sus pilares en el medio centro colchonero. En su lugar aparecería Tiago, que los minutos que ha disputado esta temporada, los ha hecho de manera sobresaliente. Sin embargo, aunque la alineación no sufría cambios muy importantes, si que lo hacía la formación. El Atlético de Madrid, que venía formando con un 4-1-4-1, se dispuso en el césped con un 4-1-3-1-1, destacando sobre todo la posición de David Villa. El Guaje, que había actuado como delantero centro en los anteriores partidos del conjunto colchonero, ocupaba esta vez la posición de enganche. Su buen manejo con las dos piernas y su facilidad para mantener la pelota, dada por su experiencia en los terrenos de juego, sirvieron de gran ayuda para esperar a que el ataque colchonero se posicionara, y así abrir a los lados.

Con los dos equipos frente a frente, Mateu Lahoz dio inicio a un derby por cuarta vez en su carrera. Los primeros cinco minutos del partido fueron de tanteo. Ambos equipos se mostraron algo imprecisos en el centro del campo, y la posesión no fue clara para ningun de los dos. Sin embargo, en los siguientes minutos, el Madrid mostró la intención de querer retener el balón. No les iba a ser fácil, pues el Atleti esperaba atrás, a sabiendas de la velocidad de sus atacantes, preparados en todo momento para el contragolpe. Además, el juego vertical que el Madrid normalmente practica, no iba a funcionar anoche frente al Atlético, que frenaba cualquier resquicio de velocidad en el juego de los locales.

No tardó mucho en moverse el marcador. Di María tenía la pelota en el balcón de su propio área, y tratando de regatear a un jugador atlético, la perdía. El esférico le llegaba a Diego Costa, que con toda la tranquilidad del mundo batía por raso a Diego López y ponía el 0 – 1 en el marcador.

El gol pareció desestabilizar algo al Madrid, y como es lógico, reforzar la idea de Simeone. Con el Madrid obligado a jugar por banda, se vieron bastantes carencias del equipo blanco: Coentrao, en un estado de forma algo bajo, no fue capaz de desbordar en ningún momento por la izquierda, banda en la que le acompañaban Isco y Ronaldo. Por la derecha Di María lo intentaba, pero con Arbeloa como compañero, el factor sorpresa se perdía y las llegadas se hacían bastante previsibles. Como era de esperar, entre Koke, Gabi y Arda ahogaron casi todas las apariciones de Isco por el centro, que vio como su participación en el partido era prácticamente nula de tres cuartos de chancha para alante, siendo obligado a bajar a la línea divisoria, donde el peligro que creaba era irrisorio.

En el conjunto colchonero, Diego Costa se mostró como un coloso para su equipo. El hispano-brasileño forzó al máximo la defensa blanca, que en ningún momento pudo respirar con tranquilidad. Filipe y Juanfran se turnaban en las subidas, consiguiendo normalmente el 2+1 con Villa que forzaban a la defensa madridista a cometer faltas o al córner. La distancia en el marcador se pudo aumentar en varias ocasiones, pero ni Tiago, con un disparo de cabeza en un córner, ni Arda, con una volea desde fuera del área, estuvieron acertados.

Tras el descanso, Carlo Ancelotti dio entrada a Modric a Bale, retirando del campo a Illarra y a Di María. El flamante fichaje del Madrid se vio sobrepasado por la presión rojiblanca y no fue capaz de mover a su equipo con la velocidad ni la precisión adecuadas. Por su parte, el fideo veía como su potencia física no era capaz de hacerle superior frente a Filipe Luis, que en todo momento frenaba al argentino.

Sin embargo, los cambios realizados por Carletto no surtieron efecto, y la tónica dominante seguía siendo colchonera.

El juego merengue seguía siendo soso y apático. Forzados a entrar por banda, pero sin la capacidad para hacerlo por falta del factor sorpresa, las pocas ocasiones de las que dispuso el Madrid en todo el encuentro llegaron en su mayoría con disparos lejanos, que no inquietaron en demasía a Thibaut Courtois, que resolvía siempre con autoridad. Ya en el último cuarto de hora, Álvaro Morata entraba en el encuentro en lugar del desaparecido Isco, al que el Real Madrid se había encomendado en los anteriores partidos cuando estaban estancados, y que esta vez, no fue capaz de brillar. Formando el Madrid con un 4-2-4, comenzó a jugar sin orden. Tuvo dos ocasiones el recién entrado, pero una vez más, Courtois resolvía de manera espléndida.

El planteamiento del Cholo Simeone había maniatado al Real Madrid, que no fue capaz en ningún momento de desplegar sus armas, siendo como un tigre sin garras. Consciente de ello, el técnico rojiblanco decidió dar descanso, de manera consecutiva a Diego Costa, Villa y Arda Turan, cuya participación en el juego había sido importantísima.

Tanto Arda como Villa ejecutaron un partido casi perfecto, en el que solo les faltó el gol. Cuando era necesario galopar, corrían por el centro y las bandas sabiendo que el esfuerzo merecería la pena. Si por el contrario, era necesario frenar el juego y aguantar la pelota, ambos jugadores protegían el esférico con su cuerpo, esperando ofrecimientos de sus compañeros – que siempre llegaban- y dando una salida clara y útil al balón.

Se llegó al final del partido, con un Atlético de Madrid pletórico y un Real Madrid lleno de impotencia. Los colchoneros continuaban con un arranque perfecto esta temporada, manteniendo la segunda plaza con 21 puntos de 21 posibles, al igual que el FC Barcelona. Por su parte, el Madrid veía desde el gol de Diego Costa, como se alejaban de la cabeza de clasificación, quedándose a 5 puntos de los dos primeros, con 16 puntos.

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About emegees3

Estudiante del Grado en Matemáticas en la UMA. Apasionado de los deportes y de la música.

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